El área es una de las grandes reservas naturales del país, con paisajes de una belleza inigualable, dueña de una inmensa variedad de flora y fauna.
Ubicados en el centro de la provincia de Corrientes, los esteros y lagunas del Iberá conforman una de las áreas más ricas y vírgenes de Argentina y del mundo, con una extensión de más de 2.000.000 de kilómetros cuadrados.
Esta zona está constituida por lagunas que, unidas a esteros y bañados, provocan un humedal que sirve de hábitat a especies animales y vegetales, además de infinidad de insectos y numerosas variedades de mariposas.
Navegando es posible recorrer los riachos y lagunas donde pueden verse monos carayá, ciervos de los pantanos, carpinchos, yacarés y cientos de aves.
Los Esteros fueron declarados Reserva Natural en 1983 y Humedal Internacional en el año 2002 y muchos sostienen que debajo suyo se encuentra la reserva de agua dulce más grande que posee la humanidad, bautizada como acuífero Guaraní.
La palabra “Iberá” significa “aguas brillantes” en idioma guaraní. Si se observa el modo en que la luna se refleja en las lagunas y en los esteros en esta zona baja de Corrientes, no es difícil adivinar por qué los viejos guaraníes eligieron llamar así este lugar.
Los esteros y lagunas del Ibera y los ricos ecosistemas que los componen representan, sin lugar a dudas, una de las áreas biológicas más destacadas de la Argentina.
Este enorme sistema de humedales, con una notable diversidad de especies vegetales y animales, constituye en gran parte el patrimonio natural de la provincia de Corrientes.
El sistema del Iberá está formado por la gran masa de vegetación de los esteros, con gran capacidad de retener agua, y las precipitaciones pluviales, que en la actualidad aportan anualmente entre 1.200 y 2.300 milímetros (teniendo en cuenta un incremento significativo de los niveles de lluvia, producto de un cambio climático general), en interacción, o sea que la mullida capa de vegetación palustre retiene y regula el agua de lluvia que cae sobre su cuenca.
Aproximadamente entre el 20 y el 30 % de su superficie son lagunas bien delimitadas; estos espejos de agua son más de sesenta y alcanzan una profundidad entre dos y tres metros, y las costas en su mayoría están constituidas por embalsados.
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